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—Quejido —Bai Bai vio que Mianmian también estaba enfadada, abrió la boca y escupió dos polluelos empapados.
Los polluelos piaron frenéticamente, chivándose a Mianmian, y después de terminar de contarle sobre Bai Bai, persiguieron el trasero del lobo blanco para picarlo.
—Dejen de pelear, el séptimo nieto aún está durmiendo.
Los suaves intentos de Mianmian por detenerlos fueron en vano, ya que los polluelos seguían persiguiendo al lobo blanco.
No pasó mucho tiempo antes de que la habitación estuviera en caos, con pollos volando y perros saltando, despertando al todavía adormilado Su Chenfei. Se sentó, se rascó el pelo y notó un polluelo volando por un momento y un lobito saltando al siguiente.
—Lo siento, séptimo nieto, Mianmian no los cuidó bien y te despertaron —Mianmian se disculpó rápidamente.
Al oír disculpas a su Pequeña Tía, Su Chenfei sonrió rápidamente.
—Está bien, no es tu culpa, es culpa de ellos, además, de todas formas ya iba a despertar.