Todos los presentes escucharon a Su Chenyi decir que no había manera de detenerlo, y la expresión de todos se volvió muy seria.
Mianmian no fue la excepción, su expresión extremadamente grave.
La única excepción era Verde, sentado tranquilamente en el círculo, con la barbilla levantada, sonrió y le preguntó a Mianmian:
—¿Puedo ayudarte?
Mianmian asintió:
—Mmm, Verde, puedes ayudarme.
Verde levantó una ceja:
—Entonces, ¿por qué no me has pedido que te ayude todavía?
Se había mostrado tan obvio, ¿y aún este pequeño patán no suplicaba por su ayuda? ¡O al menos tratarlo como una herramienta y ordenarle! ¿Por qué este pequeño patán no sabía cómo usarlo?
Si este círculo fuera un verdadero pestillo vajra, el pequeño patán habría sido succionado al Espacio del Tesoro Mágico mucho antes.
Las cosas en las que Verde estaba pensando, Mianmian no las sabía.
Dejó de sostener la pequeña bolsa y comenzó a dibujar símbolos en el aire.