—Gracias, Su Majestad —Lin Caisang se levantó prontamente, bajando la cabeza y echando un vistazo a las puntas de los zapatos del Príncipe Mayor que estaba a su lado, antes de formular su pregunta en voz bajita.
—Príncipe Mayor, ¿quiénes son estas personas...?
Estas personas deben creer que están en un circo, desfilando uno tras otro como si vinieran a ver actuar a un mono. Además, si querían mirar, ella no era el mono para entretenerlos. Que vayan donde quieran sus corazones.
—Señorita, todos son Doctores Imperiales del palacio. Después de escuchar que había diagnosticado la enfermedad de la Princesa Mayor, siguieron a mi padre, el Emperador, para aprender directamente de usted —explicó el Príncipe Mayor.
Se sentía algo avergonzado de mencionar que todas estas personas eran grandes charlatanes pero completamente inútiles cuando llegaba el momento de la verdad.