—Chica He, todos tienen ojos y pueden ver por sí mismos —Lu Qiubo la miró y dijo con seriedad.
Hasta hoy, su nieta aún culpaba a Sangsang de su pereza inherente. ¿Por qué no podía buscar el problema en sí misma?
—Estás creciendo, y es hora de que empieces a considerar el matrimonio. ¿Piensas continuar de esta manera? Como ayer, luchando por hacer algo en un arrebato de rabia, ¿no crees que ya has hecho esto suficientes veces?
Si continuas con esta actitud después de casarte, ¡sufrirás en la familia de tu esposo!
—Yo... —Lin Caihe apretó los dientes, sin atreverse a replicar.
—Ya basta, Changfeng. Deja de criticarla. Vamos a comer. Chica He, sírvete algo de sopa de arroz y come, luego vuelve al trabajo —Lin Laogeng dijo.
—Hmm —Lin Changfeng respondió con un sonido, levantándose.
—Abuelo, Abuela, Madre, ya terminé de comer. Voy a subir a la Montaña Manghuang un rato, y después volveré a estudiar —Habiendo dicho eso, salió.
