Volteó la cabeza, con una mirada de desdén barriendo a Liu Yushui, y murmuró para sus adentros: «¡Esta hija mía es un verdadero desastre!».
—Te advertí que no malcriaras a Yushui, pero no quisiste escuchar. Mira lo que ha pasado. Nos has arrastrado a todos a este lío, obligándonos a enfrentar los duros vientos del noroeste —dijo.
—Yo...
Liu Rumei abrió la boca para responder, pero al pensar en su aprieto actual, solo pudo fruncir los labios y no decir nada.
—Papá, ¿de qué estás hablando? ¿Cómo los arrastré a esto? Fue claramente mi hermano mayor quien... ¡Ah! —Liu Yushui no había terminado de intentar desviar la culpa cuando recibió una bofetada de Liu Qingshui.
—¡Liu Yushui, cállate o te noquearé de un golpe! —Liu Qingshui la miró fijamente, amenazándola una vez más.
—Tú—
Liu Yushui se tocó la cara y miró a Liu Rumei, pero al ver que no la defendía, solo pudo cerrar la boca reticentemente.
