—Hermano Molian.
—Hermano Molian, ¿qué te trae por aquí? —preguntó con una enorme sonrisa en su rostro.
—Se me acabaron algunas cosas en casa, así que vine a comprarlas al condado. ¿Acaso Sang utilizó todo el papel y la tinta de Changfeng? —preguntó Ya Molian.
Lin Caisang: ...
Hermano mayor, incluso si ya sabías la respuesta, ¿de verdad tenías que decirla en voz alta?
Además, ahora tengo dinero. ¿Por qué debería preocuparme por usar un poco de papel y tinta? ¿Debería comprar diez u ocho juegos para tener de reserva para luego?
—Sí.
Sonrió mecánicamente, mostrando los dientes y asintiendo.
—Ya que nos hemos encontrado aquí en el condado, vayamos juntos. Para ser honesto, soy un hombre sencillo. Nunca he puesto un pie en estas librerías refinadas —dijo Ya Molian riendo a los dos.
Lin Caisang: ...
Debe haber límites para las mentiras de la gente. Que tú seas un hombre sencillo, podría engañar a mi Hermano Changfeng, pero ten en cuenta que yo estoy bien al tanto.
—Nosotros...