—Jeje, está bien, solo esperaremos para beber la sopa de pescado —Shitou se apoyó en sus manos y sonrió travieso, sus ojos pícaros no dejaban de mirar el anzuelo.
—Pío pío —un canto de pájaro claro vino desde arriba del bote. El Pequeño Martín Pescador vio a su amo pescando desde lejos y aleteó sus pequeñas alas para bajar volando, aterrizando en la cabina.
—Yin'er, dice que no podemos pescar —Su Qingluo miró a Shitou agachado en la proa del bote, extremadamente aburrido, y lo molestó juguetonamente.
—¡Niño tonto! Subestimas a esta divina bestia bebé, la próxima vez deja que la Vieja Tortuga te muerda —el Pequeño Martín Pescador devolvió una mirada despectiva, y pió unas cuantas veces con su voz tierna.
—Santo cielo, ¿tanto pescado? —los ojos de Shitou se abrieron de par en par, y casi se cayó al agua.