En partidos consecutivos cada tres días, su velocidad de ataque y la variación en sus movimientos mejoraban constantemente.
Bajo el asalto implacable de Lin Jinyu, de treinta movimientos a treinta y cinco, a cuarenta, luego a cuarenta y cinco, él mostraba progresos notables una y otra vez.
Lin Jinyu valoraba su potencial y pacientemente entrenaba con él con buen ánimo.
Era menos una competencia y más un proceso de guiarlo hacia nuevas técnicas.
Cada vez que encontraba una nueva forma de romper barreras, se sentía exuberantemente feliz y su interés por su maestro, quien evitaba hablar de esto, aumentaba aún más.
*****
El tiempo dedicado a competiciones de artes marciales pasaba volando y en un abrir y cerrar de ojos, tres meses habían pasado.
La prisión de Su Ziqin fue levantada y él regresó a la academia para continuar sus estudios.
Al ver que su hija, la esposa de Su Hu, había recuperado su calma y no había dejado que la prisión afectara sus estudios, se sintieron aliviados.