—¿Hermano mayor? —preguntó sorprendido.
—¿Cuándo el Hermano Meng tomó a estos dos niños como sus seguidores? —preguntó con curiosidad.
Los ojos de Su Qingluo brillaron, y ella esbozó una sonrisa juguetona.
—Jeje, hermano mayor, déjanos ir de caza contigo a las montañas —Wang Dahu se rió con una sonrisa aduladora.
—¿No tienen escuela? ¿Dónde está el tiempo para cazar? —Wang Meng dijo molesto, lanzándole una mirada fulminante.
—Ya no queremos ir más a la escuela.
Wang Erhu murmuró descaradamente:
—No estamos hechos para estudiar, así que no tiene sentido continuar. Preferimos seguir los pasos del hermano mayor, enfocarnos en las artes marciales y convertirnos en soldados en el futuro.
Wang Meng resopló:
—¿Aprobaría tu padre? Si supiera que ustedes dos están faltando a la escuela, probablemente les rompería las piernas.
—Mi padre va a ir a la Región Occidental pronto, y no volverá por un año o incluso más tiempo.
Los ojos de Wang Dahu brillaron:
