—Cuac cuac.
Cuervo Negro voló hacia la mansión en ruinas, dando vueltas sobre los aleros y graznando con una voz áspera que era particularmente estridente en la noche oscura.
—¿De dónde salió este cuervo? Qué molesto.
Lobo Dos, impaciente, se hurgaba los oídos, agitando su mano y lanzando un puñal hacia el Cuervo Negro.
—Cuac.
El grito se detuvo abruptamente, ya que el puñal atravesó el corazón del cuervo. Cuervo Negro luchó agitando las alas, cayendo desde los aleros y aterrizando en el patio, antes de dejar de respirar.
—Pío pío, pío pío pío.
Una bandada de pájaros siguió, presenciando la brutalidad de Lobo Dos. Angustiados, se lanzaron sin miedo desde el cielo, entrando por la ventana y picoteando golpeando a las dos personas dentro.
—¿Qué diablos? ¡Estos pájaros se han vuelto locos!