Para evitar atraer atención, Su Qingluo hizo que las mercancías fueran transportadas por agua y descargadas en las montañas y bosques a ambos lados del río. El Pequeño Martín Pescador las recogería secretamente con el Anillo de Almacenamiento y las entregaría al Cañón Místico.
En cuanto al Ungüento para las Heladas, prometió solemnemente que no obtendría ningún beneficio de él. Convertiría todas sus acciones en ungüento y lo donaría a los soldados que guardaban la frontera en nombre del apoyo a las tropas del Reino Wei.
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Su Hu y su esposa no estaban en casa, así que los dos maestros concedieron a Su Qingluo permiso para llegar tarde a clases y le permitieron cuidar de sus hermanos menores en casa.
El Pequeño Príncipe estaba muy contento porque tenía mucho tiempo libre para jugar con Huya.