—No es de extrañar que el elfo estuviera tan sorprendido, ¡como si su alma hubiera salido de su cuerpo!
—¡Pum!
—Siri se tambaleó antes de caer al suelo. Pequeño Mantou usó su cuerpo para amortiguar la cabeza del elfo. —Señor Elfo, ¿está bien? ¡No se rinda! Una vez que el Maestro complete la misión, recuperará su yo joven y hermoso. Piénselo como si fuera su abuela que no ha conocido.
—¿Qué tal si tú eres el perro abuela en su lugar? —Siri, cuya conciencia estaba a la deriva al borde, finalmente no pudo soportar el dolor y se desmayó directamente.
—Sistema, ¡al menos podrías haberme convertido en un abuelo! —Este fue el último pensamiento de Siri antes de perder la conciencia.
—Estoy bien. —Pequeño Mantou intentó consolar al elfo, pero Siri, que había perdido el conocimiento, no pudo responder.
