Tía Hui respondió:
—Somos nosotros quienes necesitamos su ayuda, por lo tanto tenemos que ser pacientes.
Wenyi ayudaba a tía Hui a remendar los agujeros y las lágrimas en su ropa de repuesto.
Ella quería decir algo pero por el rabillo del ojo, vio a alguien.
Tartamudeando, llamó:
—¡Junjie! antes de que su figura saliera corriendo.
Sorprendida, tía Hui miró en la dirección hacia la que Wenyi había corrido y cuando también vio la figura familiar, dejó caer la ropa y corrió también.
—Junjie, me he estado dando dolores de cabeza pensando en ti desde ayer. ¿A dónde fuiste ayer después de orinar? —Tía Hui golpeó suavemente el hombro del joven.
Junjie se rascó la cabeza y sonrió. —Fui más adentro del bosque y finalmente perdí el camino.
Ding-
[Has recibido un mensaje de tu amigo, Soldado Cai.]
Junjie frunció el ceño y sus ojos se volvieron gélidos mientras abría el chat privado y leía el contenido, que mayormente era el otro lado amenazándolo usando a su hermano.