—Shivani, debemos prepararnos. La tormenta de fuego podría llegar de noche o por la tarde —dijo.
La tormenta de fuego ha estado ocurriendo durante diez años. Inicialmente, ocurría anualmente, pero la frecuencia se redujo a una o dos veces al mes.
Al recordarlo, la imagen de la Campeona vino a la mente de Shivani, y de repente la isla retumbó. La sacerdotisa y las ninfas estaban demasiado familiarizadas con el fenómeno, y sus rostros palidecieron, especialmente Shillo.
—La Campeona está en peligro. Hermana Shivani, ¡debemos salvarla! —dijo Shillo ansiosamente.
Shivani corrió afuera inmediatamente. Shillo la siguió, así como algunas de las ninfas, hasta el borde de la cresta y vieron el mar inquieto, una señal del desastre inminente.
Y cada vez que sucede, una parte de la isla se sumerge.
No pasaron más de tres segundos cuando vieron el mar lanzar una columna de fuego hacia el cielo. Seguido por otra y otra a lo lejos...
El paisaje frente a ellos parecía el fin del mundo.
