El puente de madera por el que cruzaba Li Chunhua temblaba debido al peso que llevaba. Cada uno de los enormes cocodrilos de cuatro metros de largo pesaba alrededor de 500 a 650 kg, y cada paso que daba producía ruidos chirriantes como si fuera a romperse en cualquier momento.
Long Haoran, quien sostenía a los dos pollos coloridos, se detuvo y esperó a que su loca líder de banda cruzara el puente.
Mientras sus ojos se fijaban en los dos grandes monstruos que intentaban torcer sus cuerpos fuera del delicado par de brazos, se arrepintió de haber comentado sobre su textura parecida al cerdo. No podía entender por qué esta mujer, que antes tenía tanto miedo a los cocodrilos, cambió de actitud en el momento en que él mencionó que eran comestibles.
Ya no tenía miedo e incluso se tomó su tiempo en medio de los monstruos alborotados para seleccionar los cocodrilos más saludables del grupo para traerlos de vuelta y criarlos como ganado.
¿Acaso no teme ser devorada en su lugar?
