Fue un simple viaje tropezando con piedras para Li Chunhua, pero para Long Haoran, fue una expedición que cambiaría su lógica para siempre.
¿Quién habría pensado que su conocimiento para identificar ingredientes silvestres sería inútil en este mundo? ¿Qué quintillas? ¿Qué bayas rojas? Todo eso se convirtió en un pedo.
—Aquí está —su líder de banda le entregó el quinto ginseng que encontró, el cual etiquetó como rocas dispersas en un pedazo de maleza.
Debería sentirse positivo al respecto, pero de alguna manera no podía hacerlo; más bien, tenía ganas de arrastrar a alguien para una larga charla sobre la vida.
Li Chunhua agitaba el cultivo raíz manchado de tierra frente a la cara del Chef Long Guy porque él solo la miraba sin ninguna intención de tomar el descarado ginseng. Para ella, ahora era un descarado ginseng después de experimentar la maravillosa inmersión de la cascada de la salsa.