Cuando Zheng Xianjing llegó a la casa de la familia Mo, la pareja de ancianos estaba sentada en la sala de estar suspirando y con semblante abatido.
—Abuelo Mo, Abuela Mo.
—Xianjing ha llegado —Al ver a Zheng Xianjing, la Sra. Mo logró esbozar una tenue sonrisa en la comisura de su boca.
—Abuela Mo, esta es la sopa de pollo que mi madre me pidió que les trajera. Por favor, tómenla mientras está caliente —Zheng Xianjing entregó la caja térmica que llevaba en sus manos a la Sra. Mo.
Pensando que sería inapropiado visitar a la familia Mo con las manos vacías, Zheng Xianjing había llevado una porción de la tienda.
—¿Sopa de pollo? ¿Tu mamá la hizo ella misma? —exclamó sorprendida la Sra. Mo.
—Sí —asintió Zheng Xianjing, su rostro no se enrojeció y su corazón no se alteró—. Mi mamá sabía que ustedes y el Abuelo Mo deben estar sintiéndose tristes, por eso me envió a ver cómo estaban.
