Ni Chenggui no exageraba. Considerando las habilidades culinarias de Ni Yang, ella sentía que incluso veinte yuan valdrían la pena, ¡cuánto menos diez yuan!
Sin embargo, Ni Cuihua insistió en devolver los cinco yuan a Ni Chenggui —Hermana Chenggui, la integridad es crucial. Acordamos cinco yuan, no puedo aceptar cinco más de ti. Si te niegas a tomar tu dinero, ¡no te dejaré unirte a nosotros para las comidas en nuestra casa mañana!
Aunque nunca había recibido educación, ¡Ni Cuihua entendía principios y valoraba promesas!
Ella sabía que estaba mal aprovecharse de los demás.
Aunque en efecto, la cocina de Ni Yang era deliciosa, no costaba mucho.
Además, su relación con Ni Chenggui era excelente, como de familia, y no se preocupaban por esos cinco yuan.
Viendo a Ni Cuihua así, Ni Chenggui no tuvo más opción que tomar los cinco yuan.
Su admiración por Ni Cuihua aumentó aún más.
En ese momento, Ni Yang estaba ocupada en la cocina.
