—Hola, Hermano Mo —Panghu y Goudan dijeron al unísono.
—Hola a ambos —Mo Qishen sonrió educadamente a Goudan y Panghu—. Pensó para sí mismo, bueno, no hace falta más explicación, podría ser su hermano por el momento.
Después de despedirse de Panghu y Goudan, los dos continuaron su camino.
Al pasar por un estanque de lotos, un niño de repente saltó desde las gruesas hojas de loto y se quedó entre ellos.
Esta repentina aparición de un niño sobresaltó a Mo Qishen. Sin embargo, para Ni Yang, todo parecía normal ya que ni una sola onda de sorpresa se mostró en sus ojos. Claramente, no era la primera vez que se encontraba con tal situación.
—Xiaohua, el niño, metió un capullo de loto en la mano de Ni Yang —Hermana Ni Yang, acabo de recoger este capullo de loto. Las semillas son muy dulces. Esto es para ti.
—Gracias, Xiaohua —Ni Yang sonrió y le dio palmaditas suavemente en la cabeza a Xiaohua.