—¿De verdad? —preguntó.
—Sí —respondió Ni Yang, quien estaba detrás de Lin, ayudándola a hacer una trenza de espiga en su cabello.
A todas las chicas les gusta la belleza. Mientras Ni Yang trenzaba el cabello de Lin, algunas jóvenes privilegiadas se aglomeraban a su alrededor, esperando aprender la habilidad.
Ni Yang no era mezquina compartiendo su experiencia. Ella explicaba en detalle mientras trenzaba, su rostro lleno de concentración, la luz del sol la iluminaba con una luz dorada y cálida.
Por lo general, cualquiera que fuera capaz de crear algo tan encantador como esta trenza de espiga guardaría su experiencia para sí mismo. Sin embargo, Ni Yang no lo hizo. Ella explicó de manera sincera y todos rápidamente aprendieron el método de ella. Estaba más que feliz de compartir cosas hermosas con los demás.
Así que, después de este episodio, a todas ellas les gustó aún más Ni Yang.
