—Ni Yang estaba colocando las mesas y sillas cuando dijo —Tío Li, seguramente no eres un adivino, tus predicciones son muy acertadas.
—El Dueño de la Tienda pensó que Ni Yang estaba fanfarroneando otra vez, y respondió —Yangyang, no hace falta que una chica trabaje tan duro, sabes, te aconsejo una vez más, lee más libros...
—Antes de que el Dueño de la Tienda terminara su frase, un joven de aspecto estudioso salió desde dentro de la tienda, diciendo —Papá, ¿has visto la nueva pluma que acabo de comprar?
—Justo después de que terminó de hablar, el joven se percató de Ni Yang, acomodando las sillas y las mesas.
—Ni Yang estaba de espaldas a él, y todo lo que él podía ver era su delicada silueta.
—Había muchos clientes que iban y venían cada día y el joven no le prestaba atención especial a Ni Yang. Sin embargo, tras escuchar las palabras de su padre, se sintió un poco curioso por esta chica. No parecía muy mayor, ¿ya había dejado la escuela?