Ni Yang dijo:
—Sr. Xiaozhou, no hay necesidad de ser tan cortés. Solo fue una receta, que es lo que alguien en mi profesión debería hacer.
Su tono era tranquilo. No había ningún rastro de auto-satisfacción en sus ojos, como si no viera esto como algo de lo que estar orgullosa.
Como detective, Xiaozhou había encontrado todo tipo de personas, pero nunca había conocido a alguien tan modesto como Ni Yang.
Además, ella solo tenía diecisiete años.
Mientras Xiaozhou miraba a Ni Yang, una frase de repente vino a su mente.
—Tranquila como un crisantemo.
Su admiración por ella se profundizó aún más.
No podía evitar preguntarse, ¿qué clase de familia podría criar a una hija tan excelente?
Después de salir de la agencia de detectives, Ni Yang se dirigió de vuelta a la tienda de fideos.