—¿Está Kia dormida? —preguntó Evelyn tras terminar de hablar sobre todo lo que había ocurrido en la mansión. Zevian cayó en un extraño silencio y ella no quería hablar más del tema.
—Estaba cansada porque tuvieron práctica de baile en la escuela —respondió Zevian, moviendo sus dedos para tocar los mechones sueltos de su cabello. Evelyn se tensó mientras él jugaba con los mechones mojados antes de girarla y hacer que se sentara en la cama.
Sacando el secador de pelo, lo enchufó en el enchufe de la mesita de noche y se enfrentó a ella.
—Lo haré yo misma —murmuró Evelyn, con las mejillas ligeramente sonrojadas, definitivamente por la ducha por supuesto. Pero Zevian no la escuchó y la obligó a sentarse en el otomano.