—¿Qué le pasa? —preguntó Zevian con el ceño fruncido, sin tener idea de que el tumor de Dominic había recidivado. Natalie no respondió y le envió la dirección antes de colgar la llamada.
—Su tumor ha vuelto —murmuró Evelyn, haciendo que Zevian se girara hacia ella en shock—. Lo descubrió anoche cuando se sentaron a firmar los papeles de divorcio —añadió, recordando cómo Natalie se lo había confesado esa mañana. Era un desastre y parecía haberse vuelto aún más complicado.
—¡Vamos! —murmuró Zevian, recogiendo su abrigo. Evelyn asintió y, cogiendo un abrigo largo de su armario, lo siguió hacia fuera.
Llegaron al garaje y tomando una de las llaves, Evelyn afirmó:
—Conduciré yo. Como Juan ya se había retirado a casa después de dejar a Zevian, era mejor que ella condujera en lugar de esperar a que él volviera otra vez. Pasaba de medianoche y molestar al resto del personal solo les llevaría más tiempo.