```La persona que salió era Jin Yuexiang, la madre de Liangzi.
Ayer por la mañana, habían perdido cinco taeles de plata. Hu Liang incluso fue golpeado hasta quedar cubierto de heridas. Solo de pensarlo se sentía agraviado e indignado.
Esto era especialmente cierto para Jin Yuexiang. Siempre había consentido a su hijo menor como un tesoro.
Incluso si él solía robar cosas, ella escupiría una respuesta cuando los aldeanos vinieran a pedir una explicación. No solo no recibirían una compensación, sino que también serían severamente regañados por ella.
Debido a esto, Jin Yuexiang se volvió aún más complaciente. Cuanto más luchaba, más invencible se volvía.
Sin embargo, no esperaba sufrir un gran revés a manos de una joven ayer. No pudo ganarle ni de palabra ni físicamente, y además perdió mucha plata.
Cuanto más lo pensaba, más ardía su corazón, y menos podía dormir.
Pero no se atrevió a buscar a Gu Yundong. Tras meditarlo un rato, pensó en la Señora Yang.