Gu Yundong ignoró esas miradas extrañas. Cuando estaban casi en la entrada de la residencia Xin, los soldados que guardaban la puerta desviaron su mirada hacia ella.
Al mismo tiempo, una chica que estaba al lado la miró.
La chica era de la misma edad que ella. Estaba vestida de seda y satén. Su piel era justa y tierna, y era hermosa. Tenía un temperamento refinado y tenía dos sirvientas a su lado.
Sin embargo, solo echó un vistazo indiferente a Gu Yundong antes de darse la vuelta y continuar hablando con los soldados en la puerta. —De verdad soy la joven señorita de la familia Duan. Mi hermano está adentro. Si no me creen, pueden llamar a mi hermano mayor. Él...
Antes de que pudiera terminar, escuchó la voz impaciente del oficial. —No significa no. Espera afuera.
Su tono era frío y no parecía importarle en absoluto.
Gu Yundong sintió que este soldado probablemente estaría condenado a estar solo por el resto de su vida.
