Dirigiendose a donde se encontraba el carruaje blanco con finas decoraciones doradas en sus costados, Scarlet abrió la puerta y le preguntó al joven príncipe y posible heredero a la corona:
- ¿Te encuentras bien?
El joven asintió con la cabeza mientras se limpiaba las lagrimas con su brazo, provocando una risa tierna en Scarlet. Aun era un niño de unos posibles nueve o diez años que a duras penas podía comprender el peligro al que estaba expuesto solo por ser el hijo del Rey. Contando con unos treinta años, Scarlet era la guardiana de la casa real desde que tenía memoria, entrenada desde temprana edad para proteger al Rey, ella supo ganarse su lugar en un mundo dominado por hombres y obtener respeto hasta por el soldado más misogino del Reino. Su primer gran trabajo lo tuvo cuando solo tenía siete años de edad y aun no estaba del todo preparada, tuvo ayuda por supuesto; pero sus acciones brillaron en aquel momento ganandose la admiración de todos dentro de la corte, siendo llamada : La pequeña Mosquetera Escarlata.
Con el pasar del tiempo Scarlet ganó más relevancia dentro del Reino y ahora había vuelto a relucir tras haberle salvado la vida al joven heredero a la corona.
acariciando su cabello, Scarlet lo consoló con una risa tierna:
- Ya, ya, no te preocupes pequeñito, ya pasó todo- mirando a la reina junto a uno de sus consejeros, les contó con tranquilidad- imaginé que algo así ocurriría durante el viaje y decidí seguirlos en secreto para poder ayudarlos si llegaban a atacarlos
- Gracias Scarlet, Francia se encuentra en deuda contigo una vez más- sonrió la Reina mientras sus ojos se volvían llorosos- nosotros estamos en deuda contigo
- Es solo mi deber, mi señora- sonrió Scarlet sacandose el sombrero rojo en señal de saludo y respeto mientras le guiñaba un ojo
Alejandose del carruaje, Scarlet asintió con la cabeza y el cochero continuó camino mientras que ella se dirigía a donde se encontraba su caballo. Internamente se preguntaba quien podría haber contratado a esos dos mercenarios para acabar con el joven príncipe, sin embargo eso no importaba ahora, lo que importaba era continuar con la escolta en secreto y asegurarse de que el Príncipe junto a la reina llegasen sanos y salvos al palacio de Versalles.
Por fortuna los ataques no se repitieron y Scarlet junto con la familia real y los demas mosqueteros lograron llegar a Versalles sanos y salvos, para cuando ingresaron por las enormes rejas doradas del palacio, Scarlet supo que todo estaría bien y que el pequeño Príncipe junto a la reina tendrían algo que contar en la cena de esa noche. Río un poco al pensar en la expresión que haría su amado rey cuando su hijo le contase su más reciente aventura.