—Jia Lan, ¡cuánto tiempo sin verte!
Las palabras del esqueleto realmente tenían un dejo de viejos amigos reencontrándose.
—¡Tú... Tú eres Sable Tirano, Xing Aotian! ¡En realidad aún no has muerto! —En las palabras del dios demonio, se filtró una gran sorpresa.
—Muerto, ¡largo tiempo muerto! Es solo que tú no estás muerto, ¿cómo me atrevería a morir completamente? Dejar atrás un suspiro de alma residual fue por el bien de hoy —dijo el esqueleto con frialdad.
El qi demoníaco en el cuerpo del dios demonio se volvía cada vez más tenue. Claramente, ese corte anterior le causó una tremenda herida.
Cuando escuchó eso, el dios demonio dijo con furia:
—¡Maldito fantasma, no estés en paz incluso después de morir! ¿Pero qué importa? ¡Ese corte anterior fue aún menos que uno en diez mil de tu apogeo! ¿Qué puedes hacerme? Ni Cielo Absoluto pudo matarme, ¿y tú como él?
En la cara del esqueleto estaba siempre esa expresión de persona muerta. Naturalmente no habría cambios.
