—Esto... ¿Qué está pasando aquí? ¿Podría ser que el alma divina de una mujer esté encarcelada dentro de cada estatua? —dijo asombrado Ying Tianya.
—¡Estas no son estatuas en absoluto sino refinadas a partir de personas vivas!
—Jun Tianyu dio un ligero suspiro y relató la situación que Ye Yuan descubrió para todos, haciendo que todos sintieran un escalofrío recorrer su espina dorsal.
Este tipo de medios era seriamente demasiado cruel. ¿Qué clase de persona era el dueño de esta gruta, para poder recurrir a tan viles métodos?
—No es de extrañar que los poderes seductores de estas mujeres fueran tan formidables. Este tipo de rencor desmesurado, la gente común probablemente no pueda resistirlo, ¿verdad? —dijo asombrado Ying Tianya.
—¿Qué tipo de método utilizó este mocoso, para realmente ser capaz de resolver los agravios de estas mujeres? —dijo conmocionado Pei Wenqiang.
