—¡Argh! ¡Ye Yuan! ¡Sal aquí para mí! —Lan Bao aulló como una bestia salvaje.
Todavía no había nadie que le respondiera. Era como si fuera la única persona que quedaba en todo el mundo.
—¡Lan Bao perdió toda esperanza!
Se devanó los sesos y tampoco pudo entender cómo diablos Ye Yuan desapareció.
Ye Yuan había estado claramente dentro de su percepción todo el tiempo. ¿Por qué desapareció de repente?
—¿Eh?
Desde el rabillo del ojo, Lan Bao pareció haber descubierto algo.
Al acercarse para mirar, notó que el suelo estaba salpicado de sangre.
—¡Jaja! Resulta que sobreestimé mi propia fuerza y fui arrastrado por los vientos huracanados. ¡Realmente asustaste a este padre tuyo! Pero... incluso si estás desmembrado por los vientos huracanados, ¡también quiero ver tu cadáver!
Las manchas de sangre en el suelo aún no se habían secado. Claramente, acababa de gotear. Solo estaban Lan Bao y Ye Yuan, estas dos personas. ¿De quién podrían ser las manchas de sangre sino de Ye Yuan?