El dolor en el pecho fue lo primero que sentí. Era como si la cuchilla aún estuviera clavada en mí, aunque, al abrir los ojos, me di cuenta de que ya no estaba en aquel callejón. No, el entorno que me rodeaba era la misma habitación lúgubre de siempre, con sus paredes manchadas de humedad y el hedor a encierro que tanto detestaba. Esa que, al parecer, sería mi prisión una y otra vez.
Parpadeé, tratando de orientarme, de comprender por qué estaba ahí de nuevo. La memoria de la cuchillada y de cómo caía al suelo, rodeado de burlas y risas, aún estaba fresca. Miré mi pecho, esperando encontrar alguna señal de la herida, pero no había nada, ni una gota de sangre. **Era como si no hubiera pasado nada… excepto que el recuerdo era tan vívido que me era imposible creer que solo fuera una pesadilla**.
Me dejé caer en el borde de la cama, sintiendo cómo una sensación de impotencia comenzaba a apoderarse de mí. **¿Por qué seguía aquí?** Había intentado evitar al protagonista Qīng Fēng, mantenerme al margen y huir de los problemas, pero nada había servido. Al contrario, ahora sentía que cada movimiento que hacía solo me acercaba más a un nuevo final trágico.
Una idea comenzó a surgir en mi mente, retorcida y amarga: **¿Era este mi destino?** ¿Estaba condenado a revivir el papel de Shà Xīng hasta morir una y otra vez? Cerré los ojos y respiré hondo, intentando calmarme, pero el miedo y la desesperación estaban ahí, como una sombra que no me dejaría escapar.
**Tenía que haber una forma de romper el ciclo**. Tal vez había algún detalle en la historia que me ayudaría a encontrar una salida. Empecé a repasar mentalmente cada escena de la novela, cada rincón oscuro de la trama que pudiera darme una pista. Sabía que, si tenía alguna oportunidad de sobrevivir, debía ser más cauteloso y planear cada paso.
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Pasé el siguiente día observando la ciudad desde las sombras, buscando alguna señal que me indicara cómo cambiar mi destino. La vida continuaba sin percatarse de mi presencia, como si yo fuera solo un espectador en una obra que se repetía incansablemente. El mercado, las calles llenas de gente, el bullicio de los comerciantes... todo parecía tan real y al mismo tiempo tan lejano.
El miedo de volver a encontrarme con alguien que reconociera a Shà Xīng era una constante que me mantenía alerta. **Sabía que en cualquier momento podría encontrarme en una situación similar a la de ayer, rodeado de personas que solo veían en mí al villano que tanto despreciaban**.
Finalmente, me dirigí hacia un lugar en la ciudad que recordaba de la novela. Era un pequeño mercado al otro lado, frecuentado por extranjeros y mercaderes de baja reputación. Sabía que Shà Xīng solía venir aquí para negociar en las sombras, un lugar donde las miradas desconfiadas y las caras nuevas eran la norma. Pensé que podría encontrar algunas provisiones y, tal vez, escuchar rumores sobre alguna aldea lejana donde pudiera escapar.
Mientras caminaba, traté de mantenerme cubierto con una capa, ocultando mi rostro en las sombras y evitando el contacto visual con cualquier persona que pudiera reconocerme. **Si me veían, si se daban cuenta de quién era, no me darían la oportunidad de explicar nada.**
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El mercado estaba lleno, y por primera vez en mucho tiempo, me sentí un poco más seguro. Había extranjeros por todas partes, y los puestos estaban llenos de mercancías que nunca había visto antes. Mientras compraba algunas provisiones, me dejé llevar por un momento de esperanza. **Tal vez podría encontrar un nuevo comienzo lejos de aquí**, en una pequeña aldea donde nadie conociera el nombre de Shà Xīng.
Sin embargo, esa esperanza se rompió en cuanto me percaté de unas miradas que se posaban en mí. Un grupo de hombres, con rostros duros y cicatrices que evidenciaban sus historias de violencia, me observaban con una mezcla de odio y satisfacción. Sabía quiénes eran, o mejor dicho, Shà Xīng los recordaba con amargura. Eran enemigos de antaño, personas que él había dañado y humillado.
—Miren quién está aquí, el infame Shà Xīng —dijo uno de ellos con una sonrisa despectiva. Su tono estaba cargado de burla y odio.
Intenté mantener la calma, pero mis manos temblaban ligeramente. **Sabía que enfrentarme a ellos solo empeoraría las cosas.** Había aprendido de la vez anterior que no tenía posibilidades de ganar en un enfrentamiento directo. Así que intenté razonar.
—No quiero problemas —respondí, tratando de sonar firme—. Dejemos el pasado atrás. Solo busco paz.
La carcajada del líder resonó en la calle, una risa amarga y burlona que me hizo sentir pequeño y vulnerable.
—¿De verdad crees que alguien como tú merece paz? —se burló otro de ellos—. Has destruido vidas, Shà Xīng. ¿Ahora vienes con palabras bonitas?
Uno de los hombres avanzó y me empujó con fuerza, haciéndome retroceder hasta chocar contra la pared. Mi respiración se aceleró, y el miedo me invadió. **No había escapatoria.** Sabía que cualquier intento de correr o luchar solo empeoraría las cosas, pero la desesperación no me dejaba pensar con claridad.
—Por favor... —logré decir, mi voz quebrándose, casi sin esperanzas—. No soy el mismo que conocían. He cambiado, lo juro.
El líder se acercó, su rostro reflejaba pura maldad. **En sus ojos no había lugar para el perdón, solo el deseo de venganza.**
—Siempre eres bueno para decir mentiras, ¿verdad? —dijo, acercándose peligrosamente—. Pero ahora, no tienes salida.
Antes de que pudiera hacer algo, sentí una cuchilla fría penetrar mi espalda. El dolor fue tan agudo que no pude gritar, solo ahogué un jadeo mientras el mundo a mi alrededor comenzaba a desvanecerse. Sentí cómo la sangre corría, y mis piernas cedieron, dejándome caer al suelo. La última imagen que vi fue la expresión satisfecha de mis agresores, disfrutando de mi sufrimiento.
**Mis pensamientos se nublaron** y todo se fue oscureciendo. En esos últimos momentos, la desesperación y la impotencia fueron lo único que llenaron mi mente. Me di cuenta de que no importaba cuánto intentara cambiar las cosas, el final parecía estar escrito de antemano. El destino de Shà Xīng, y ahora el mío, era morir odiado y despreciado.
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Desperté nuevamente en la misma habitación. Me incorporé lentamente, sintiendo cómo el dolor de la muerte aún se aferraba a mi memoria, y mis manos buscaban desesperadamente la herida que debería haberme matado, pero mi piel estaba intacta. Me reí, una risa amarga que retumbó en la habitación vacía. **Volver a esta vida era peor que morir. Era un castigo repetitivo, un ciclo del que no parecía haber salida.**
Mis pensamientos vagaron hacia Qīng Fēng, el protagonista, el héroe invencible que siempre salía victorioso en la novela. **¿Sería acaso él la clave?** Si lograba encontrar una forma de ganarme su perdón o convencerlo de que había cambiado, tal vez podría romper este ciclo infernal. Pero la experiencia de mi primera muerte me recordaba lo improbable que era aquello. Había intentado hablarle, incluso ofrecerle tesoros y secretos, y su odio hacia mí solo había crecido.
Sin embargo, una idea comenzó a formarse en mi mente. **¿Qué tal si, en lugar de acercarme a él, trataba de influir en su camino de otra forma?** Conocía la trama de la novela, sabía los secretos y obstáculos que Qīng Fēng encontraría. Quizás, si lograba manipular los eventos desde las sombras, podría crear una oportunidad para que mi presencia no fuera percibida como una amenaza.
Esta vez, iba a jugar de otra manera. **No iba a confiar en nadie, no iba a hacer ningún intento por disculparme en persona**. En su lugar, usaría mi conocimiento del mundo y de la historia para adelantarme a cada movimiento, para asegurarme de que nadie tuviera motivos para buscarme. Haría de las sombras mi refugio y de la información mi arma.
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El sol comenzaba a salir, y yo ya estaba en camino hacia un lugar secreto que recordaba de la novela. Allí, según la historia, había un pequeño cofre escondido con recursos y amuletos que podrían protegerme de peligros menores. **Si podía conseguir esos recursos antes de que Qīng Fēng llegara a ese punto de la historia, podría asegurarme una ventaja mínima, al menos para mantenerme vivo un poco más de tiempo