Chereads / ¡¿Estoy en Marvel?! / Chapter 6 - Capitulo 6

Chapter 6 - Capitulo 6

Ok... Mala idea.

—¡Jhon...!.

Sí. Definitivamente fué mala idea mezclar la sangre de Gwen con la mía. No sé en qué carajos estaba pensando. Creo que ver cómo mi sangre parecía anteponerse a la de ella me dió confianza en esa extraña idea que rondó mi cabeza los últimos dos días. 

Fué algo que me surgió por lo que Peter me había dicho. Mi sangre asimilaba las células de la sangre que entraba en contacto con ella. 

Por lo qué se me ocurrió, ¿Podría obtener poderes si asimilo la sangre de otros?.

Al principio lo probamos con una pequeña muestra de mi sangre y la de Gwen. Ella se negó, pero luego de insistir, ella aceptó dar una pequeña muestra de su sangre para el experimento.

Peter había colocado ambas muestras juntas y las había analizado en el microscopio. Viendo que efectivamente, mi sangre consumía a la de Gwen. Pero en un acto de impulsividad y estupidez, devolví la muestra a mi cuerpo.

Ahora estaba sintiendo lo mismo que sentía la primera vez que mis poderes despertaron. O puede que incluso peor.

— ¡¿Qué le pasa?! —. Escuché a Gwen preguntar, preocupada.

— N-no lo sé... Creo que es cómo aquella vez en clase, se puso así de repente pero luego se mejoró por sí mismo...

— Entonces... ¿S-se pondrá bien?...

— No... —. Apenas murmuré. Sintiendo como el calor subía por mi pecho, asfixiándome. — Siento que mi pecho explota-...

— ¡Tenemos que llevarlo a un hospital!... ¡Ahg!. Sabía que era una mala idea darle mi sangre —. Gwen vuelve a gritar.

Mi visión se nublaba, haciendo que todo se viera negro. Mi cabeza daba vueltas y apenas podía escuchar. Sentí que Gwen me cargaba mientras Peter corría fuera de la habitación, quizás para llamar a su tía.

Si sobrevivo a esto, dejaré de ser tan impaciente y trataré de controlar mi poder en lugar de intentar tener más.

Pronto, todo se volvió oscuro y confuso. Mi conciencia me abandonó por completo y no supe nada más hasta mucho después.

.

.

.

El pitido de una extraña pantalla me despierta. Mi visión es borrosa, pero puedo vislumbrar que estoy en lo que parece una habitación de hospital. Una bastante avanzada al parecer. Las máquinas alrededor se ven extrañamente tecnológicas para la época en la que estamos.

Intento sentarme, pero el dolor en mi cuerpo me lo impide. No era tan insoportable como antes, pero aún así era demasiado. El pitido se hizo más intenso y frecuente, lo cuál se volvió molesto bastante rápido.

Por suerte, alguien entró en la habitación. Tras abrirse una puerta corrediza, lo que solo podía describir como un hombre grande y muy peludo de color azul, vestido con ropa de doctor y anteojos caminó hacía mí.

— ¡Despertaste!.

— Por supuesto, pie grande. ¿Alguna otra observación obvia?.

— La señorita Stacy no mintió contigo cuando dijo que eres alguien grosero.

Ese comentario me hizo parpadear. — Ah-... Perdón... Me pongo irritable y sarcástico cuando me estoy muriendo...

— Y el señor Parker no mintió cuando dijo que tienes un humor retorcido.

— ¿Dónde están ellos?... —. Pregunté con preocupación.

— ¿Te preocupas por tus amigos, cuando tú eres quién está en una cama de hospital?.

— ¿Qué puedo decir?. Soy una contradicción andante.

— Ciertamente lo eres... —. El hombre bestia se ajustó las gafas, mirándome detenidamente. Él sacó una pequeña linterna del bolsillo de su bata, antes de acercarse a mí. — ¿Te molesta si te examino un momento?.

— Adelante. Usted es el doctor... Aunque nunca pensé que vería a Pie grande, graduado de medicina...

— Más allá de las bromas, pareces bastante tranquilo con el hecho de tener a alguien con mi apariencia cerca tuyo... —. Él encendió el pequeño foco cerca de mi ojo, quizás examinando mi respuesta a la luz. Tras esto, anotó algo en una pequeña libreta.

— He visto personas más feas en mi vida.

— Debieron ser bastante feas entonces —. Se rió el doctor.

— Por favor doctor, usted no está tan mal. Un poco de gel para el pelo, ropa elegante y estoy seguro que puede conquistar el corazón de la señora Pie grande.

Éso se ganó una risa del doctor. — Realmente eres un chico extraño. Tus amigos no mentían.

— ¿Qué puedo decir doctor?. Soy así de especial.

— Esa sería una observación correcta... —. Él se saca las gafas antes de mirarme. — Dime, Jhon. ¿Eres consciente de tu condición especial?.

— Si está hablando de ser un mutante, sí. Si descubrió que tengo cáncer... Entonces no le dé más vueltas y dígalo doctor.

— No tienes cáncer, por suerte. Pero sí, estoy hablando de tu condición de mutante.

— Uf... Que alivio...

— ¿Cuándo te enteraste que eras un mutante? —. Preguntó el doctor.

— Hace varios días. Pasó más o menos igual que ahora, me sentí mal, mi cuerpo se sentía caliente y me sentía mareado y con dolor. Luego se pasó y descubrí que podía controlar mi sangre...

— Umh... ¿Puedes mostrarme?.

— Claro... —. Alcé mi mano, intentando usar mi poder. Mi sangre respondió rápidamente, aunque de forma algo distinta a lo que estaba acostumbrado, acumulándose en la punta de mi dedo, volviendo este de un tono carmesí, antes de que un pequeño tentáculo terminado en punta filosa saliera, moviéndose de forma serpenteante.

— Fascinante... —. Murmura el doctor, mirando detenidamente el pequeño tentáculo rojo.

— Aunque es un poco diferente de lo que recuerdo...

Ese comentario parece llamar la atención del doctor. — ¿Has notado algo más aparte de ésto?. ¿Algo que no es como recordabas?.

— Umh... No lo sé...

— ... ¿Tus ojos siempre fueron rojos?.

¿Qué?. — ¿U-un espejo?...

Él caminó rápidamente hasta un escritorio cerca, sacando un pequeño espejo de mano. Tomándolo, me enfoqué en mi propio reflejo, viendo que efectivamente, mis ojos ahora eran de un color rojo intenso. Además de esto, algo que noté es que mis dientes caninos eran más grandes, eso solo lo noté porque tenía la boca abierta del asombro, ya que no los sentía diferente de lo habitual, o más bien, no se me hacía extraño tenerlos así.

Otra cosa que cambió fue mi constitución. Antes yo apenas tenía músculo, siendo más un flacucho. Ahora, tenía un cuerpo atlético. No fornido, pero sí bastante trabajado.

— Mierda... —. Volteo lentamente a ver al doctor. — Gwen tenía razón, soy un vampiro...

.

.

.

Peter suspiró pesadamente. Ya había perdido la cuenta de cuántas veces lo había hecho en el tiempo que llevaban aquí. Pero poco más podía hacer. Cuando Jhon se había puesto tan mal, habían planeado llevarlo a un hospital.

Por suerte, unas personas habían llegado. Un grupo que de alguna manera sabía que Jhon era un mutante. Ellos aseguraron que solo querían ayudar a Jhon. Y sin más opciones, Peter y Gwen aceptaron dejarlos llevarse a Jhon con ellos. A cambio de que ellos mismos fueran con él.

Para sorpresa de ambos, todos habían sido elevados por poderes psíquicos, hasta un avión súper avanzado que sobrevolaba la casa.

Se habría preguntado sobre por qué un avión como ese sobrevolaba su casa, o al menos impresionado por lo increíble que era dicho avión, pero estaba demasiado preocupado por su amigo como para éso.

Tras un tiempo bastante corto, todos habían llegado a una enorme propiedad. Aterrizando en un enorme patio.

Las personas no perdieron tiempo, llevando a Jhon rápidamente a una enorme ala médica dentro de uno de los edificios. Y allí esperaron. Cerca de una hora pasó y aún no había noticias de Jhon.

El doctor Hank, según se había presentado el hombre grande y peludo de color azúl, había hablado con ambos antes, diciendo que Jhon se estaba estabilizando rápidamente, por lo que muy probablemente se pondría mejor en unas pocas horas. Sin embargo, la espera se había hecho larga.

Peter escuchó una de las puertas abriéndose. De esta salieron dos personas, una de ellas, la que había usado sus poderes psíquicos antes para llevarlos hasta el avión, una chica joven, bastante bonita, de pelo rojo que le dió a Peter una sonrisa amable que lo hizo sonrojar. La otra persona, un hombre mayor en silla de ruedas con la cabeza rapada. Ambos se detuvieron frente a Peter y Gwen antes de hablar.

— Ustedes deben ser los amigos de Jhon, ¿Verdad? —. Preguntó el hombre en silla de ruedas.

— Así es. ¿Quiénes son ustedes?. ¿Cómo sabían que Jhon era un mutante? —. Gwen preguntó, parándose desafiante ante ambos.

Esto se ganó una pequeña sonrisa del hombre. — Mi nombre es Charles Xavier, pero todos me llaman profesor. Y ella es Jean Gray. Ambos somos mutantes, al igual que Jhon.

— ¿Saben si él se pondrá bien? —. Preguntó Peter, de pie al lado de Gwen.

Antes de que el profesor responda, las puertas detrás de Peter y Gwen se abrieron. Y de estas, salieron tanto el doctor como Jhon.

— ¡Jhon!... —. Tanto Gwen como Peter corrieron hacía él al verlo salir. Ambos lo rodearon en un abrazo, del cuál Jhon solo pudo quedarse paralizado con algo de incomodidad sin saber qué hacer.

— ¡¿En qué estabas pensando, Jhon Smith?! —. Tan pronto como Gwen se separó del abrazo, empezó a gritar con las manos en las caderas, claramente molesta.

— Gwen, tranquila... —. Jhon intentó apaciguar la ira de la rubia, aunque fué un intento inútil.

— ¿Tranquila?. ¡Casi te mueres!.

— Pero no lo hice. Así que todo está bien...

— Tú-... Tú, enserio... ¡Agh!. ¡¿Cómo puedes estar tan despreocupado?!... ¿Y por qué eres más alto… y tus ojos ahora son rojos? —. Gwen preguntó, percatandose finalmente de los cambios en el cuerpo de Jhon.

— Entonces si asimilaste los pod-... Quiero decir, tu cuerpo... La sangre sí hizo... éso —. Peter comentó, corrigiendo a mitad de la oración para no revelar el secreto de Gwen.

El profesor se aclaró la garganta, llamando la atención de los tres. — Hola Jhon. Soy el profesor, Charles Xavier. Me gustaría hablar contigo sobre algo muy importante.

— Mis poderes mutantes, imagino.

— Así es, pero también sobre algunas cosas más. Sin embargo, me gustaría que vinieras conmigo a la sala para conocer al resto. ¿Te parece?.

— Si quiere hablarme sobre unirme a su escuela, acepto —. Esta declaración sorprendió a todos los presentes, excepto al doctor. — Pie grande ya me contó un poco sobre este lugar. Es justo lo que necesito; un lugar seguro en donde entrenar con mis poderes.

El profesor parpadeó sorprendido. — ... Debo admitir que no esperé que aceptaras tan rápido... Ya tenía mi discurso preparado —. Se rió de su pequeña broma.

— Bueno, siempre puede hacerlo al próximo que intente reclutar.

— ¿Y qué pasa con tu tío?. Tengo entendido que vives con él actualmente.

Jhon negó con la cabeza. — No se preocupe por él. Créanme, él está ansioso por deshacerse de mí.

— Aún así, me gustaría hablar con él antes de nada. De todas formas. Ya qué estás dispuesto a unirte a mi escuela, sería bueno que conocieras a los demás.

— Si son tan bonitas como la señorita pelirroja, por supuesto —. Jhon sonrió a la joven que acompañaba al profesor. — Hola, soy Jhon Smith, pero supongo que todos aquí ya saben éso.

— Hola Jhon. Soy Jean Gray. Eres alguien bastante atrevido, ¿No?.

— Simplemente soy sincero. Y es un hecho lo hermosa que eres.

Jean se rió de aquel comentario. — ¿Tú crees?. Supongo que Scott debe opinar lo mismo.

Jhon parpadea un par de veces. — Oh... Entiendo... ¿Y Scott te trata bien?.

— Ya basta, Jhon, deja de ser tan asqueroso —. Gwen toma a Jhon de la cabeza, alejándolo de Jean. La cuál solo les dedicó una sonrisa ante la dinámica tan divertida de ver qué tenían ellos.

— Síganme, por favor —. Indicó el profesor, saliendo de la habitación. Los demás lo siguieron, yendo por los pasillos de la enorme mansión hasta finalmente llegar a una enorme sala en donde estaban reunidos varios de los residentes de la propiedad.

— Profesor —. La primera en acercarse a ellos fué una mujer adulta bastante hermosa, de piel oscura y pelo blanco. Vistiendo un suéter simple color crema y unos pantalones.

— Ororo, te presento a Jhon Smith. Él está dispuesto a unirse a nuestra escuela —. Xavier dijo, mirando entre Jhon y Ororo.

— Ya veo. Es un placer conocerte Jhon —. Ororo extendió su mano en un saludo hacía Jhon.

— El placer es todo mío~ —. Jhon correspondió al saludo, con una sonrisa mientras veía detalladamente a la mujer frente a él.

— Jhon... —. La voz de Gwen se escuchó detrás de él de forma amenazante. — ¿Qué fué lo que te dije?.

— Lo siento...

Ororo soltó una pequeña risa. — Son un grupo muy animado.

— Por aquí, Jhon. Él es Scott Summers... —. El profesor llamó a Jhon, señalando a otro de los estudiantes. Un chico joven de pelo rojo con gafas de sol rojas. El cuál miraba a Jhon con desaprobación.

— Así que tú eres el tal Scott... —. Murmuró Jhon a Scott, el cuál miró aún más fijamente a Jhon.

— Jhon. No seas grosero. Scott solo quiere presentarse —. Jean habló, llamando la atención de Jhon y Scott.

— Perdón. Hola Scott... Espero que trates bien a Jean. No quisiera que esa relación tan bonita termine.

Scott entrecerró los ojos hacía Jhon. — No me agrada este sujeto.

El profesor Xavier se frotó la cabeza, ligeramente exasperado. — Por favor, cálmense los dos. Es muy pronto para que se peleen.

Jhon sonrió ante ese comentario. — Oh. ¿Entonces podemos pelear luego?.

— Jhon, deja de buscar pelea con estas personas... —. Peter comentó con ligero cansancio.

— Bueno... —. Finalmente Jhon aceptó. Él siguió al profesor, el cuál estaba cerca de otra de las estudiantes. Una chica más joven que el resto, de pelo castaño, recogido en una cola de caballo, con dos mechones largos a los lados de su rostro. Vestido con una blusa ligera y unos pantalones rosa.

— Ella es Katherine Pryde —.

La llamada Katherine sonrió de forma radiante. — Hola Jhon. Puedes llamarme Kitty, todos me dicen así.

— Sin duda-... Quiero decir, hola Kitty. Un placer conocerte.

El profesor pasó al siguiente. Un chico delgado con el pelo largo, cuyo rasgo más destacable era su apariencia. Similar al doctor, su piel estaba cubierta de un pelaje azul oscuro. Aunque a diferencia del doctor, él tenía una larga cola que terminaba en una punta, similar a la de un demonio. Además de que tenía solo tres dedos en cada mano. 

— Él es Kurt Wagner.

— Guten Morgen, compañero.

— ¿Así que el doctor si conoció a la señora pie grande?...

— ¡Jhon-...! —. Gwen gritó. Alarmada de que el comentario de Jhon pueda ofender al chico frente a él. Sin embargo, contrario a lo que ella esperaba. El chico simplemente se rió del comentario de Jhon.

— Hahaha. No. No soy el hijo del doctor Hank —. La voz de Kurt salió de forma jocosa, con un marcado acento.

— ¿Eres alemán? —. Preguntó Jhon.

Kurt asintió. — ¿Cómo lo supiste?.

— Ah... Digamos que pasé más tiempo del que me gustaría viendo vídeos de un señor alemán de bigote gracioso...

— Hay por Dios... —. Tanto Gwen como Peter no pudieron evitar golpearse el rostro con sus manos al escuchar aquel comentario.

— Pero cómo sea. Un placer Kurt —. Dijo Jhon, pasando a la siguiente estudiante. Una chica de piel pálida, con el pelo castaño, con los mechones delanteros pintados de blanco. Llevaba una blusa oscura, debajo de otra de un tono verde casi transparente, además de una falda corta y pantimedias.

— Y ella es Anna Marie, aunque todos le dicen Rogue —. Dijo el profesor Xavier, presentando a la chica.

— Vaya~. Hola, un placer —. Dijo Jhon, presentándose mientras extendía su mano hacia Rogue.

Esta lo miró con una ceja levantada y una expresión aburrida. — Un consejo, novato. Si quieres mantenerte lo más saludable posible, trata de no tocarme directamente.

Esta declaración sorprendió a Jhon. — Oh, eres difícil de tratar... No hay problema, con tiempo y amor, cualquier corazón se ablanda.

— Aunque no fué la manera correcta de decirlo...—. Empezó el profesor, interrumpiendo la conversación entre ellos. — Rogue tiene razón. Su mutación es peligrosa si no tienes cuidado. Aunque no es su culpa, si debes ser precavido cuando interactúes físicamente con ella.

A pesar de que el profesor intentó ser considerado con sus palabras, estas parecieron molestar a Rogue. Ella soltó un bufido molesto, antes de darse la vuelta y marcharse del lugar.

Jhon la observó irse, aún manteniendo su expresión juguetona. — Tiene sentido entonces que esté tan malhumorada, yo también sería un emo si no pudiera tocar el cuerpo de una mujer.

— Por todos los cielos... —. Gwen suspiró con cansancio. — ¡Jhon!. ¿Qué te pasa?.

Sin embargo, antes de que Gwen pueda reprochar la actitud de Jhon, el profesor intervino. — Nuevamente, no son las palabras que hubiera usado, pero el joven Jhon no se equivoca. Los humanos somos seres sociales, privar a alguien de éso puede ser traumático en muchos aspectos. Por eso creé esta escuela, para ayudar a personas cómo ella a controlar sus poderes adecuadamente y que sus vidas no se vean afectadas por sus cualidades especiales.

— No tiene que darme el discurso, profesor. Ya dije que me uniría a su escuela.

Éso se ganó una pequeña risa del profesor Xavier. — Tienes razón. Me disculpo. Bueno, aún quedan algunos asuntos por atender, pero mientras tanto, supongo que es correcto decir... Bienvenido a los X-men, Jhon Smith.

.

.

.

Fin—...