—No, esto está mal —dijo ella.
No podía ni siquiera decir si estaba diciendo la verdad. Si realmente me amaba como decía, ¿cómo podía verme sufrir y quedarse impasible? Sabía que esto me importaba, pero aun así me pidió que ayudara a Elizabeth a preparar la ceremonia. ¿Era esto su amor por mí?
Y solo me lo dijo después de que me hice pareja de Donald. ¿Armstrong me amaba o le inquietaba que me convirtiera en pareja de Donald? ¿El convertirme en pareja del Rey Licántropo desafiaba su autoestima?
No quería especular sobre Armstrong, pero no podía confiar en él, y mucho menos cuestionarlo.
—Sé que no está bien, pero aún así quiero decírtelo. Después de todo, estábamos muy enamorados, ¿verdad? —dijo Armstrong.
Armstrong tomó mi mano sin ir más lejos.
—Solíamos ser tan compatibles, hablando de todo. No te ocultaría nada, lo recuerdas —continuó, sin soltar mi mano.