El sol de la mañana se asomaba por el horizonte, proyectando una luz dorada y cálida sobre el claro. Las secuelas de la batalla eran evidentes en las ramas rotas, la tierra chamuscada y los rostros cansados de nuestra manada. Sin embargo, a pesar del agotamiento, había un palpable sentido de triunfo. Habíamos enfrentado un enemigo formidable y emergido victoriosos. Mi corazón se hinchaba de orgullo y alivio mientras me encontraba junto a Aimee, su mano en la mía.
La miré, mi voz llena de emoción —Aimee, fuiste increíble. La forma en que controlaste la energía negra, fue impresionante.
Ella sonrió, aunque podía ver el cansancio en sus ojos —No podría haberlo hecho sin ti, James. Tu apoyo significa todo para mí.
Jacob se acercó a nosotros, su expresión una mezcla de orgullo y preocupación —Necesitamos reagruparnos y evaluar nuestras heridas. Asegurarnos de que todos estén contabilizados y seguros.