—¡La maldita pregunta que debe ser respondida de inmediato es, dónde están Mamá e Irene! —gritó Aurora. Las lágrimas se acumularon en sus ojos.
—¡Mamá! ¡Irene! —gritó Jay.
—Chicos, parece que han sido capturadas por esos locos... —Lily estaba diciendo cuando oyeron un ruido entre los arbustos detrás de ellos.
—¡Prepárense, hay pícaros cerca! —gritó Patrick y adoptó una postura de lucha.
—¡Ataquen, ahora! —ordenó Lily al sentir a los pícaros peligrosamente cerca.
—¡Alto, no los ataquen. Son nuestra madre e Irene! —gritó Aurora, cuando las vio. La alegría era evidente en sus ojos mientras el pánico anterior desaparecía. Lily y Patrick se retiraron de inmediato.
—¡Mami! Estás bien. Gracias a la diosa de la luna. Pero, ¿a dónde fuiste? ¡Nos tenías tan preocupados! —dijo Jay y fue a abrazar a su madre.