—Alfa Steve, tienes que perdonar a mi familia. Ellos no saben nada sobre esto. Yo traje esto sobre ellos, por favor solo perdónalos y castígame como quieras. Por favor, no dejes que muera de culpa. Si mis niños y esposo son castigados por lo que hice, no puedo vivir con la culpa. ¡Por favor, te lo suplico, señor! —gritó Selene, suplicante a sus pasos que se alejaban.
—Ha, he traído la perdición sobre mi familia. ¡Ha, diosa de la luna! Ahora he implicado a mi familia. No puedo vivir con la culpa. Prefiero morir. —lloró amargamente.
—No digas eso, Selene. No trajiste la perdición a nuestra familia. Solo caíste en la trampa de los enemigos. Hasta ahora somos inocentes, ¡saldrémos de esta trampa! Te lo prometo. ¡Vamos a ser reivindicados! —aseguró Mateo a su esposa, aunque era escéptico sobre cómo iba a suceder. Pero no puede perder a su familia por este esquema.