—Esos ojos suyos me resultan familiares. Estoy seguro de haber visto esos ojos antes, aunque no puedo recordar dónde o cuándo nos encontramos —dijo Dante, observando cada movimiento de Elías.
—Estoy seguro de que nos hemos encontrado antes, pero no en buenas circunstancias —mantuvo.
—¿Están seguros de que no lo han visto en otro lugar aparte de esta escuela antes? —preguntó a sus amigos.
—No, en absoluto —respondieron sus dos amigos al unísono.
—Definitivamente lo estás confundiendo con alguien más. No es de esta manada y nadie lo ha visto por aquí antes. Incluso escuché que es un viajero, que va a diferentes países todo el tiempo —informó Elías a su amigo.
—¿Sabes de qué manada proviene? ¿Su edad, rango y esas cosas? —preguntó Dante.
—Todo lo que sabemos es su nombre. No quería decirnos el nombre de su manada, rango y edad, pero obviamente no es mucho mayor que nosotros. Tal vez uno o dos años —le respondió Simón.