—Pero, ¿por qué yo? —preguntó Aurora, sintiéndose sorprendida.
—Quiero decir, ¿por qué crees que puedo cambiar su opinión? —le preguntó a Theo. Este último había corrido a su casa para informarle de la negativa de Elías de recibir tratamiento.
—Ehm, no tengo ninguna razón, en realidad. Simplemente pensé en ti. Eso no es importante, ¿verdad? No quiero que se desangre hasta morir porque está preocupado por los miembros de su manada. —dijo Theo, temeroso.
—Oh, eso es cierto. Su cuerpo no se curará hasta que el sangrado pare. ¡Vamos! —Aurora estuvo de acuerdo y la dupla corrió hacia donde estaba Elías.
—¿Qué hace ella aquí? —Elías se preguntó a sí mismo cuando la vio caminar hacia él.
—¡Saludos, Alfa Asher! —Aurora declaró mientras se acercaba a él.
—¡Hey! —Elías le respondió, secamente.
—¡Estás sangrando! ¿Qué haces que no te tratas? Sabes que no puedes curarte mientras sangres, ¿verdad? —Aurora lo regañó. Estaba fingiendo ignorancia sobre lo que él estaba planeando.