Ágatha se levantó y torció el cuello, rascándose el cuerpo mientras el Oscuro trataba de acomodarse en ella.
—Ven a por mí, Elijah. Tengo que matarte, ahora —le dijo a Elijah, mirándolo de manera amenazante.
—¿Qué le hiciste a Ágatha? —le gritó, mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos.
—Sabía que ella quería que los asesinatos terminaran. Sería tonto permitir que ese bastardo arruinara todo eso por ella. Y además, ella podría odiarme después de que todo termine —murmuró la última parte para sí mismo.
—Entonces, ¿qué pasó después? ¿Cómo terminó? —Aurora intervino, mirando a Elijah intensamente.
Elijah corrió hacia Ágatha e intentó asestarle un golpe en la mejilla, pero se detuvo en el último minuto cuando Ágatha lo miró.
Haciendo una mueca, su mano quedó suspendida en el aire y Ágatha le sonrió maliciosamente, luego lo empujó lejos con una patada en la entrepierna.
—Ese es realmente Mark —dijo Ágatha con gran convicción, sin importarle lo que acababa de suceder.