—¿Cómo, papá? —preguntó Katie de nuevo cuando su padre no había dicho nada durante más de un minuto. Había una mirada distante en sus ojos.
—Papá —ella llamó su atención.
—Hmmn —él respondió, mirándola.
—¿Cómo resolvieron sus diferencias? Me resulta un poco difícil de procesar —le preguntó y él se rió entre dientes.
—Es una historia larga, princesa. ¿Quieres escucharla? —respondió su padre y su rostro se iluminó.
Escuchar cuentos e historias de las familias de sus padres era uno de los pasatiempos que tanto disfrutaba. Cada vez que sus tíos o tías visitaban, ella y sus hermanos siempre los acosaban por esas historias y si sus padres decían algo relacionado con su infancia, ella y sus hermanos siempre lo convertían en tiempo de historias. Ella siempre presumiría de sus historias a su mejor amiga, Aurora, cuando regresara a la escuela y ella siempre haría lo mismo. Eso era algo que las unía; el vínculo compartido de la familia.