—No puedo creer que quiera comer con nosotros. No ahí, Rosa. Ponlo en el centro. ¿Será alguna tradición de su tierra? No estoy acostumbrada a que mis empleadores se sienten conmigo —dijo Janice.
A pesar de que lo pensaba intensamente para encontrar una respuesta, Janice no encontraba ninguna. No sabía nada acerca de los extranjeros y cómo eran con sus sirvientes, así que temía estar dándole a Rosa un consejo equivocado.
—Yo cené con él la primera noche que llegué aquí y no estuvo mal. Estaremos bien y te dará la oportunidad de conocerlo como querías. No creo que sea un mal hombre. He visto hombres malos y él no ha mostrado similitudes con ellos. Aunque puede que no te guste el apodo que te dé —consideró Rosa.
Ella se preguntaba qué animal podría pensar Zayne que Janice se parecía, pero al mismo tiempo, no quería que él se refiriera a Janice como cualquier tipo de animal en su cara. 'Ese hombre es una mosca', Rosa decidió.