Rosa se sentó en la sala de estar con su madre y Catherine. Sólo hablaba cuando le hacían una pregunta y luego permanecía en silencio mientras ellas se conocían mejor.
Rosa tenía razón en que Catherine le recordaba mucho a su madre, por lo que no fue una sorpresa ver qué tan bien se llevaban las dos. Rosa oyó hablar de la boda, que a Catherine todavía no le gustaba no haber podido asistir, y Madeline preguntaba por los Hamiltons.
Rosa miró por la ventana, soñando despierta en cómo les anunciaría a ambas que sospechaba estar embarazada. Todavía no había sangrado, lo cual era una buena señal. Rosa aún no podía recordar una vez que hubiera tenido un retraso tan grande antes.