—No soy de cristal —dijo Rosa, seguido de una risa—. No debes tratarme de manera diferente para que nadie lo note. No estoy preparada para responder sus preguntas a menos que esté segura. Debemos mantener esto entre nosotros.
—Es mi intención —dijo Zayne—, deseando disfrutar del momento entre ellos.
—Dices eso pero cuando te mueves a mi alrededor con tanta cautela como ahora, es fácil sospechar que algo está sucediendo entre nosotros. Tu madre lo descubrirá primero. Quiero decírselo, pero no ahora así que por favor —Rosa tocó el brazo de Zayne.
Era bueno verlo intentar ser cuidadoso, pero era demasiado evidente.
—Has sido cuidadoso conmigo desde que te conozco, ¿entonces por qué actúas como si me hubieras herido antes? No es como si estuviéramos seguros. He presenciado a muchas mujeres en el burdel alarmarse y resultó que se retrasaron de manera extraña. Es difícil entender nuestros cuerpos —dijo Rosa, pero aun así esperaba que esta vez no fuera el caso.