A medida que el grupo comenzaba a caminar, Rosa se preocupaba por que Zayne estuviera molesto por la atención que recibía. No había pensado en cómo él sobresaldría debido a sus ojos.
—¿Deberíamos haber traído algo para cubrir tu rostro? Me habría unido a ti para cubrirme y así no estarías solo —dijo Rosa.
—Quieres hacerme la razón por la que te escondes. No me importa la atención, Rosa. Déjalos mirar —respondió Zayne, mirando hacia los otros en lugar de a la multitud—. Algunos parecen curiosos acerca de ti. Te pareces a tu madre.
—Esperaba que no fueran curiosos. Anna tenía razón en que era demasiado pronto pero yo quería explorar. Yo —Rosa se detuvo cuando sus manos se tocaron. Se equivocó al pensar que Zayne intentaba tomar su mano para tranquilizarla. Sus manos solo se habían rozado.