—¿Qué? —pregunté.
—Miguel ha bloqueado mi tarjeta de crédito. ¿Tienes algo de dinero? —dijo Sasha.
Abrí mi bolso y se lo mostré. —Tengo un poco —dije.
—Estos no son suficientes —echó un vistazo a los pocos billetes delgados en mi bolso y dijo Sasha.
—Entonces, ¿qué deberíamos hacer? —dije desanimada.
—¡De ninguna manera! ¿Miguel no te dio su tarjeta? Es un hombre muy rico, Cecilia. Rápido, saca la tarjeta que Miguel te dio —Los ojos de Sasha relampagueaban con una luz premeditada. Fue entonces cuando me di cuenta de que esta era la razón por la que ella había venido a verme hoy.
Extendí mis manos y dije —Realmente no tengo ninguna tarjeta de crédito. Puede que te decepciones.
Sasha me miró con desconfianza y tomó mi bolso de mi mano. Le permití examinarlo y, efectivamente, no pudo encontrar nada en él.
—¡Vaya! —Escuché exclamar a Sasha. Sacó una tarjeta dorada del bolsillo de mi bolso y me dijo: