—Quizás no sepan, pero puedo ofrecerles más de lo que piensan —Miguel miró las pocas cajas de dólares estadounidenses, y los hombres de negro las guardaron a sabiendas.
—Ya he dicho que esto es solo un pequeño regalo. Si no les gusta, es comprensible. Soy el hijo del actual Rey Licántropo. Aunque no heredaré el trono, me mantendré alejado de muchas disputas sobre el trono —continuó Miguel—. Tendré una vida noble, y le daré a Cecilia la misma vida noble. Lo mismo para ustedes dos. Puedo darles cualquier vida que deseen. He hecho algunas investigaciones antes, y ustedes solo están haciendo el trabajo más simple en el restaurante. Puedo comprar el restaurante entero para ustedes. No tendrán que seguir las órdenes de otras personas nunca más.
—Si no quieren trabajar, he preparado boletos de avión para que viajen por el mundo. Habrá gente esperándolos en todos lados a donde vayan. Los llevaré a los lugares más agradables de la región. Pueden divertirse unos años.