—¿Es así como te hemos educado? Roberto, eres una decepción —lo acusó la Luna gravemente. El Alfa estaba tan enojado que no podía hablar.
—Primero, lastimaste a mi compañera, y luego intentaste forzarte sobre ella contra su voluntad. Eso es todo lo que he oído —Miguel parecía que quería hacer pedazos a Roberto.
—Su Alteza Real, lamentamos mucho lo que ha experimentado la Señorita Cecilia. Este tipo de comportamiento no está permitido en nuestra manada. Garantizo que recibirá el castigo que se merece —El Alfa John habló con dificultad. Nunca había pedido disculpas a nadie de manera tan humillante. Todo era por culpa de su inútil hijo.
—Más te vale hacerlo.
—Cecilia es mi compañera. Estamos enamorados —dijo Roberto débilmente.
No podía creer que Roberto aún se atreviera a provocar a Miguel. ¡Tenía un deseo de muerte!
Miguel avanzó un paso y puso su codo contra el cuello de Roberto. Era aterrador. El Alfa y la Luna estaban atónitos y no se atrevían a avanzar.