La mirada de todos volvió a caer sobre mí.
Dos hombres lobo de alto rango compitiendo por una compañera sería el tema de conversación de la ciudad durante el próximo mes.
Tenía que dar un paso al frente y explicar todo en el centro de la atención.
Intenté salir de detrás de Miguel, quien pareció reacio a permitirlo. Apenas había logrado rodearlo a la mitad antes de que él me rodeara la cintura con sus brazos. Sentí cómo las miradas de Miguel y Roberto se encontraban, y al final, fue Roberto quien retrocedió y bajó la vista. Siempre se sobreestimaba.
Me planté frente al Alfa y Luna y expliqué —solíamos ser compañeros, pero Roberto eligió a alguien más, y yo lo rechacé. Así que ya no estamos relacionados.
No fue tan difícil como pensé decir lo que había pasado delante de todos. Pensé que sería humillante, pero no lo fue. Mi corazón se había vuelto más fuerte que antes, y ahora, tenía un mejor compañero. Perderme fue la pérdida de Roberto, del tipo que no podía revertirse.