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Reenfoqué mi atención en la rubia. Tenía que admitir, después de lo que pasó con Alison, que tenía una aversión natural a las rubias.
Pero el temperamento de esta mujer era muy diferente al de Alison. Si Alison era el tipo de chica guapa pero superficial, esta era una mujer madura con un toque femenino.
Nunca la había visto antes, y su aroma me era ajeno. Pero sus ojos azul zafiro eran suficientes para atraer la atención de todos. Su piel estaba sana, lisa y brillante.
Era, sin lugar a dudas, una lican real. Sonreía ligeramente, no con arrogancia sino con pura confianza.
Fruncí el ceño ligeramente, sin saber quién era esta persona ni qué hacía aquí.
Ella también se dio cuenta de Miguel y de mí, pero su mirada simplemente me ignoró sin emoción y luego se fijó en Miguel, y su sonrisa se ensanchó.
Sentí que el brazo de Miguel se tensaba alrededor de mí, y luego la vi levantarse.