PUNTO DE VISTA DE VALENCIA
Miré a los ansiosos ojos de Dylan y no pude evitar sonreír y negar con la cabeza.
—Claro que no. Solo estoy jugando contigo —dije, y lo escuché suspirar aliviado.
—Lo siento por todo eso —susurró después de un tiempo. Estaba a punto de decirle que estaba bien cuando escuché que sonaba su teléfono, y lo entendí.
—Esto me recuerda, ¿dónde está tu teléfono? Tu hombre no ha parado de llamarme cada quince minutos. Recibí tres llamadas durante la reunión —dijo Dylan, y yo solté una risita.
—Mi teléfono está en mi habitación —dije antes de tomar una profunda respiración y tomar el teléfono de su mano.
Dylan me miró expectante, y yo incliné la cabeza, fulminándolo con la mirada y haciendo que suspirara antes de que negara con la cabeza y me dejara sola con su teléfono sonando.
Lamiéndome el labio inferior, sintiéndome como una adolescente enamorada, contesté la llamada y la puse sobre mis oídos.